Todos los relatos que aparecen en este blog han sido escritos por mí. Ninguno ha sido copiado de ninguna otra web de relatos y se ruega que, del mismo modo, tampoco sean copiados (excepto consentimiento expreso). Gracias.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Polvazo en un sexshop



Al entrar en aquel sexshop, no tardé en darme cuenta de que lo más erótico que había en toda la tienda era la dependienta. Una delgadita y atractiva morena, de pelo largo, de mi edad más o menos. Vestía un provocativo top dejando el hombro derecho desnudo y el ombligo al aire, así como unos pantaloncitos vaqueros muy cortos que le permitían lucir un increíble culo.

Aproveché que no había nadie más en la tienda para conocerla, con la excusa de que me explicara para qué servían algunas de los productos de la tienda. Dimos vueltas por la tienda comentando los productos. Se llamaba Carolina. Era dulce y simpática. Tenía un aspecto inocente muy engañador, pues por lo que hablábamos no tenía un pelo de virgencita. El piercing de su lengua me estaba volviendo loco. Su pelo era suave y brillante, y su risa encantadora. A primera vista me había atraído sexualmente, pero ahora no solo quería tirármela sino que también me estaba gustando como persona.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Bukkake a la animadora


Los jugadores acabaron el partido de fútbol y se dirigieron al túnel de vestuarios. Estaban felices ya que acababan de ganar el partido. Gritaban y reían en el vestuario mientras se quitaban la ropa e iban duchándose. De repente, a uno de los jugadores le pareció ver algo tras las taquillas del vestuario. Se dirigió allí lentamente y entonces la vio. Una joven y sexy animadora, con su sensual uniforme, morena, de ojos marrones con un tono verdoso y sonrisa picarona. Una mano la tenía por debajo de su faldita, dándose placer con caricias en la entrepierna, mientras miraba por un hueco entre las taquillas. Su nombre: Sara.

Se quedó paralizada al ver que aquel hombre la había descubierto. Él, silenciosamente, se acercó donde ella estaba. Se puso en frente de ella y se inclinó para susurrarle al oído:
-          Yo tendré la boca cerrada si tú la tienes abierta.
Y sin decir nada más se bajó el pantalón de deporte y los boxers hasta las rodillas. Sara ponía cara de duda y no estaba segura de lo que iba a hacer. Pero tenía que comprar su silencio, así que sacó la lengua y empezó a lamer el pene flácido de aquel chico. Se puso a chuparla, y notó cómo poco a poco empezaba a crecer dentro de su boca. Cuando ya tenía la polla totalmente dura, él cogía a Sara de la cabeza y le follaba la boca con ganas. Ella se dejaba hacer e intentaba no ahogarse, mientras oían al resto del equipo al otro lado de las taquillas.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Laura, la actriz porno


Era viernes por la noche, y yo había salido a una discoteca con mis amigos. Como todos los viernes noche, la salida nocturna consistía generalmente en buscar echar un polvo. Así es que al poco rato de llevar en el local, los amigos ya nos habíamos desperdigado en busca de mujeres.

Pasada ya bastante noche, fui a la barra a por una copa. Como no, estuve mucho tiempo esperando a que me atendieran, dada la cantidad de gente que había. De repente llegó a mi lado una mujer bellísima. La miraba disimuladamente mientras intentaba ser atendido. Tenía el pelo negro y largo, a la altura de los pechos. Un rostro angelical con una sonrisa arrebatadora y unos ojos marrones relucientes. Llevaba un vestido negro largo, de cuerpo entero, ceñido, ajustado, que dejaba apreciar perfectamente las curvas de su cuerpo, y unos tacones negros también. Sus pechos eran un poco pequeños pero parecían bonitos y apetecibles, así como bien puestos. El vestido que llevaba le hacía un culo increíble, prieto, redondito.

lunes, 2 de septiembre de 2013

La suerte del voyeur



Como cualquier otra tarde, Marcos estaba de nuevo sentado frente a su ordenador, con los pantalones por los tobillos. Un paquete de kleenex abierto en la mesa. En el ordenador, su página porno preferida. Y mientras se reproducía un vídeo donde dos musculosos hombres destrozaban a una bella jovencita con sus enormes miembros, la mano derecha de Marcos se movía rítmicamente provocándose placer. Es decir, una tarde más, Marcos se pajeaba en la habitación viendo el porno que más le gustaba.

Marcos se sentaba tal como estaba dispuesta su mesa, de cara a la ventana que daba al patio de la comunidad. Y, a pesar de tener la cortina echada, le pareció ver algo por una pequeña rendija que quedaba. Abrió un poco más la rendija de la cortina y, asomando un solo ojo, logró ver en la ventana de enfrente, al otro lado del patio, una preciosa pelirroja cubierta solo por una toalla de ducha. La vecina de en frente, Marcos nunca la había mirado de ese modo. Pero ahora, completamente desnuda, con el cuerpo mojado, le estaba provocando la mayor de las excitaciones.

sábado, 31 de agosto de 2013

Nerea, la camarera



Una noche estaba yo con mis amigos de cervezas en un bar. Aunque la conversación empezó como casi siempre, sobre fútbol, en seguida cambio a términos mujeriegos. La camarera de detrás de la barra que nos servía las bebidas se convirtió en el tema principal de nuestra tertulia.

La camarera era una morenaza jovencita. Largo pelo negro y liso le caía por la espalda. Ojos oscuros penetrantes a juego con su cabello. Todo esto junto a unos labios carnosos y sensuales, pintados de rojo, remataban un rostro precioso. Si mirabas un poco más hacia abajo podías disfrutar de un gran escote producido por dos bonitas tetas apenas escondidas. Usaba una camisa blanca desabrochada pero atada por encima del ombligo con un nudo. Esto dejaba ver el ombligo de esta preciosidad y también ligeramente un sujetador azul. Si continuas bajando la mirada, llegas a unos shorts vaqueros muy cortitos que le hacían un culo espectacular. Finalmente, unos tacones negros realzaban ese pedazo de culo y lucían sus esbeltas piernas.

viernes, 26 de julio de 2013

Lizz, la hermana de mi amigo



Cierto verano me había ido yo a pasar unas semanitas a casa de uno de mis mejores amigos. Si hay algo de interés que sea digno de mencionar sobre este amigo mío es su preciosa hermana, Lizz.

Lizz era una jovencita, de mi edad o algún año menos, de pelo largo, castaño y liso. Unos ojos marrones muy bonitos. Brillantes y apetecibles labios. Todo eso hacía de ella una preciosidad de mujer. Pero no solo era guapa, sino que además estaba buenísima. Tenía una esbelta figura que siempre aprovechaba para lucir con pantalones vaqueros cortos y tops pequeños y ajustados. Vestimenta que realzaba su culo muy bien puesto y sus tetas de tamaño considerable, además de dejar ver un reluciente piercing en el ombligo. Remataba con unas largas piernas entre las que muchos hombres deseaban poder estar. La guinda del pastel era el piercing que tenía en la lengua, le daba el toque final de morbo. Sin embargo, y pese a todo esto, esta chica la veía como vetada para mí, al ser la hermana de uno de mis mejores amigos.

lunes, 22 de julio de 2013

Alexandra, la dama de honor


Yo no creía eso que dicen de que en las bodas se liga mucho, pero parece ser que es verdad. O es que yo tuve suerte.

Se casaba una amiga mía de la universidad, Ángela. La verdad es que en aquellos años locos de universidad, teniendo ella su habitación tan cerca de la mía en la residencia, habíamos sido algo más que amigos. Novios no, pero un par de polvos… Por aquella época era un poco guarrilla, y ahora se iba a casar. Tras esos años quedamos como amigos y mantuvimos el contacto. Pero tranquilos, no me tiré a la novia el día de su boda. Sería algo muy morboso, pero no soy tan mala persona.

sábado, 20 de julio de 2013

Rachel, la profesora


Jamás me imaginé que llegaría a vivir esta experiencia cuando decidí apuntarme a clases de inglés para mejorar mi nivel de idiomas. Sin embargo, el primer día de clase ya me quedé impresionado con la Srta. Rachel.

Al hacer su entrada en la clase dejó boquiabiertos a todos los alumnos de género masculino. Una preciosidad de mujer pese a los años que llevaba encima. Largo pelo castaño recogido en un organizado moño, lujuriosos labios y bonitos dientes blancos. Ese bello rostro lo remataban sus ojos azules escondidos tras unas gafas que le dan ese punto intelectual que da morbo. Llevaba pequeños piercings en ambas orejas, a parte de los pendientes comunes.

lunes, 15 de julio de 2013

Pagando la carrera


Esta es la historia de uno de tantos polvos que me regala mi vecina guarrilla, desde que un día coincidiéramos en el ascensor y acabara con mis espermatozoides nadando por su cara y su garganta.

Eva necesitaba ir urgentemente a realizar unos trámites, y su coche estaba en el taller. Me pidió el favor de llevarla y yo, como buen vecino, no me opuse. Además, tal y como la chupa esta chica, como para negarle algo…

En el camino de ida no pude evitar fijar mi mirada en su escote a través del retrovisor. Pese a que había visto ese cuerpo completamente desnudo, me gustaba demasiado como para no seguir fijándome. El camino de vuelta fue más movidito.

jueves, 11 de julio de 2013

Jessica, la enfermera


Llevaba yo unos días con dolor de cabeza cuando decidí ir al médico. Después de esperar un tiempo en la sala de espera de la consulta de mi médico, al fin me pasaron a una salita. Apareció mi médico de siempre y yo le describí los síntomas y todo lo que me pareció importante para el diagnóstico. Me dijo que no tenía por qué ser nada serio, pero que por si acaso me haría unos análisis., y me dejó solo en la sala.

Yo estaba sentado en la camilla, con las piernas colgando. Dos o tres minutos después entró una enfermera. Era una chica muy joven, rubia, guapísima. Un poco más bajita que yo. Podía ver que tenía un cuerpo de infarto, pese a que su uniforme blanco de enfermera lo disimulaba un poco. Era un uniforme de una sola pieza, totalmente blanco excepto por una cruz roja encima de su pecho derecho. Le llegaba de los hombros hasta poco más del culo. Habían botones delante desde arriba hasta abajo. Y llevaba una tarjeta identificadora encima de su pecho izquierdo. Un par de botones desabrochados hacían lucir un bonito escote dejando entrever unos bonitos aunque no muy grandes pechos detrás de un estetoscopio. Su cabello rubio caía por su espalda hasta la altura de los senos.

viernes, 28 de junio de 2013

Eva, la vecina


Volvía yo a casa un día cualquiera, como muchos otros, sin saber lo que me esperaba en casa. Bueno, en realidad la mejor parte no iba a ocurrir en mi casa. Llegué y me encontré en el rellano a mi vecina, Eva.

Eva era una chica de mi edad, morena, con el pelo medianamente largo, un poco pasados los hombros. Tenía una carita angelical, muy guapa, con una sonrisa picarona en ella a todas horas. Sus ojos eran oscuros y penetrantes. Su cuerpo siempre dibujaba una bonita figura que despertaba el deseo de cualquier hombre. Sus tetas, aunque no eran muy grandes, siempre las lucía bien. Solía desviar miradas en el ascensor por culpa de sus escotes bien llevados. Unas piernas largas, bien depiladas, suaves y brillantes, remataban un cuerpo de infarto. Pero lo mejor de Eva era sin duda su culo. Un culo firme y bien puesto. Redondito y prieto. Su voz dulce y suave correspondía perfectamente a ese aspecto inocente de Eva. Sin embargo, por lo que había podido deducir alguna vez, de inocente tenía poco. Más de una vez había visto salir hombres de su casa por la mañana. Muchas veces sus pezones marcados en la camisa me daban la pista definitiva para saber que no llevaba sujetador. Alguna vez, al no poder apartar la vista de su culo, había podido ver asomando algún tanguita. Incluso alguna noche habían llegado a mi habitación los gemidos dulces de Eva cumpliendo los deseos de algún hombre. O varios. El hecho de imaginar eso junto a los gemidos que oía, había causado en alguna ocasión una sesión masturbatoria en honor a mi vecina. Cada vez que la veía me preguntaba qué pensaría si supiera que me he hecho pajas pensando en ella. Pensando en follármela en todas las posiciones posibles y todos los lugares imaginables.

sábado, 22 de junio de 2013

Kimberly, la azafata


Mi historia comienzo en un aeropuerto. Me hallaba yo en la puerta de embarque de mi vuelo, esperando a poder embarcar. Había tenido que volar por negocios y ahora me esperaba otro vuelo de unas 12 o 13 horas para volver a mi lugar de residencia, algo a lo que no estaba acostumbrado.

De repente, un desfile de azafatas rompió la monotonía de mi espera. Cinco azafatas, lideradas por tres hombres con aspecto de piloto, caminaban hacia la puerta de embarque. Cinco guapas azafatas, cada cual con mejor o peor cuerpo, pero sobre todas destacaba una preciosa rubia. Tal vez fuera porque su color de pelo era distinto al de sus compañeras, pero me pareció la más sexy de todas ellas. Empecé a imaginar a las orgías que se podrían montar esos tres pilotos con las cinco azafatas cachondas, y cuando volví en mí, ya habían embarcado y estaban empezando a embarcar los pasajeros.