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sábado, 20 de julio de 2013

Rachel, la profesora


Jamás me imaginé que llegaría a vivir esta experiencia cuando decidí apuntarme a clases de inglés para mejorar mi nivel de idiomas. Sin embargo, el primer día de clase ya me quedé impresionado con la Srta. Rachel.

Al hacer su entrada en la clase dejó boquiabiertos a todos los alumnos de género masculino. Una preciosidad de mujer pese a los años que llevaba encima. Largo pelo castaño recogido en un organizado moño, lujuriosos labios y bonitos dientes blancos. Ese bello rostro lo remataban sus ojos azules escondidos tras unas gafas que le dan ese punto intelectual que da morbo. Llevaba pequeños piercings en ambas orejas, a parte de los pendientes comunes.

Vestía una blusa negra con flores sobre una camisa blanca, dejando mucho escote, cosa que pensé que iba a despistar a los alumnos. Un escote formado por dos grandes y redondos pechos. A juego con las pulseras que llevaba en ambas muñecas, colgaba de su cuello un curioso collar que era la envidia de la clase ya que bajaba hasta enterrarse entre esas dos maravillosas tetas. Además, una cortita falda rosa dejaba ver demasiado sus largas piernas, que terminaban en sus pies vistiendo largos tacones negros. El pie derecho incluía un pequeño tatuaje. Era una madurita pero estaba muy buena. Claramente era lo que en el porno llamarían una MILF (Mother I’d Like to Fuck). En español MQMF (Madre Que Me Follaría).

Para cuando la profesora llegó a su mesa, todos los hombres de la clase la habíamos analizado ya por completo. Antes de sentarse escribió en la pizarra “Srta. Rachel” e indicó que debíamos tratarla de usted. Se sentó y nos transmitió que al ser el primer día debíamos completar una prueba de nivel. Durante la clase pude ver cuando ella escribía que tenía tatuadas tres estrellas en los lados de ambas manos. La verdad es que no sé cómo me saldría esa prueba, teniendo en cuenta que miraba más a su escote que a la hoja de papel.

Ya en casa no pude hacer otra cosa que fantasear con mi profesora de inglés, y desear profundamente que llegara la siguiente clase (las cuales eran lunes, miércoles y viernes) para volver a ver ese cuerpo.

Dos días después volvía a estar sentado en mi pupitre observando a Rachel intentar enseñarnos y mirándole ese trabajado culo que tenía cada vez que se agachaba a por algo. Así estuve durante bastantes clases. Un día me llamó al acabar la clase para repasar un ejercicio. No quedaba nadie en clase, por lo que mi imaginación se disparó y mi corazón se aceleraba por momentos. Estábamos sentados uno al lado del otro, tan cerca que su teta izquierda estaba en constante contacto con mi brazo derecho, y lo rozaba cada vez que se movía. Su escote parecía estar dirigido hacia a mí, y tenía que hacer grandes esfuerzos por no mirar. Tenía posada su mano izquierda en mi pierna, más cerca del pene que de la rodilla. Yo sudaba a más no poder. Sin embargo, cuando acabamos el ejercicio, mientras yo aún pensaba en qué posición me iba a follar a mi profesora, ella simplemente se despidió y se fue. Me dejó así, con el calentón. Nada más llegar a casa se gestó una gran paja en honor a la Srta. Rachel. Pensé que eran cosas mías y que nada pasaría entre nosotros, pero el destino me sorprendió una vez más.

Acababa un día la clase cuando volvió a llamarme Rachel a su mesa, de nuevo solos. Estábamos sentados cada uno en una silla, uno en frente del otro. Me dijo que no estaba progresando en clase, y que no sabía por qué. A mí se me ocurrieron muchas razones: su culo, sus tetas, sus piernas…
-          No mejoras Juan, y me preocupa que no apruebes el curso. No quedan muchas clases…
-          No  sé profesora…
-          Ya. Pues yo soy tu profesora, y es mi trabajo hacer lo que sea para que apruebes. Si te falta motivación, mi trabajo es motivarte, y afortunadamente sé cómo hacerlo.
Llevó ambas manos al cinturón de mi pantalón, y en cuestión de segundos me lo había desabrochado y me había bajado la bragueta. Se lamió la palma de la mano y antes de que pudiera darme cuenta la movía de arriba a abajo sobre la piel de mi miembro. Me miraba a los ojos mientras me pajeaba. No duró mucho la paja, pues en seguida Rachel se quitó las gafas, se arrodilló en frente de mí y se la metió en la boca. Se notaba que era una madurita con experiencia por su forma de chupar. Movía la lengua con habilidad al tiempo que masajeaba mi polla con sus labios. Le gustaba darle lametazos de vez en cuando, y solía entretenerse con mis huevos metiéndoselos en la boca y sonriéndome. Me enorgullece decir que mi polla no es que sea pequeña exactamente, aunque tampoco es una gran tranca. Sin embargo, Rachel la hacía parecer pequeña ya que la tragaba sin dificultad. Se la metía entera en la boca con cada movimiento de su cabeza sin siquiera toser. Sin duda había comido pollas mucho más grandes.

Paró un momento y empezó a desabrocharse la blusa. Se quitó la blusa y la camisa, permitiéndome el privilegio de observar sus tetas grandes y hermosas. Llevaba un sujetador rosa y negro, a juego con la blusa y la faldita. Me quedé impresionado cuando se lo quitó, al ver que llevaba piercings en los pezones. En los dos. Mi polla casi explota de lo cachondo que me puso eso. Automáticamente mis manos fueron solas hasta sus senos, y los magreé con ganas. Rachel solo se dejaba y sonreía. Después se cogió las tetas con las manos y escupió entre ellas. Movió los pechos restregando su saliva por su escote, para luego coger mi pene y ponerlo entre ellos. Apretó mi miembro cubriéndolo entero con sus tetas y me hizo lo que recibe el nombre de paja cubana. Movía sus pechos verticalmente a gran velocidad, y con la punta de su lengua llegaba a tocar el glande de mi pene.

Después mi profesora se levantó. Se quitó la faldita y las bragas, para luego sentarse encima de mí. Yo permanecía sentado mientras ella botaba encima de mí. Sus tetas saltaban delante de mi cara y yo decidí tocarlas y lamerlas. Rachel se dejaba caer, y con mi pene completamente dentro de ella, movía su cadera describiendo círculos.

Tras unos minutos Rachel decidió que me tocaba a mí moverme. Se fue hasta su escritorio de profesora y se inclinó sobre él apoyando sus tetas en la mesa y los pies en el suelo. Abrió las piernas y se abrió los cachetes del culo con las manos. Fui hasta ella y se la metí en su coñito que tanto estaba disfrutando. Fue entonces cuando percibí otro tatuaje. Uno en la parte baja de su espalda, encima del culo. El típico tatuaje de actriz porno. Era un tatuaje tribal con una mariposa en medio. Me encantó, ya que a mí me ponen mucho los tatuajes. La cogí de la cintura y empecé a propinarle embestidas. Con cada impulso se movía toda la mesa. Caían bolis y otros materiales escolares al suelo, pero no nos importaba a ninguno de los dos.

Estaba claro que Rachel no era mujer de una sola posición. Al poco tiempo quiso cambiar otra vez. Se mantuvo encima de la mesa pero se giró, dándome la cara. Yo seguí con las embestidas. Esta posición me gustaba más, ya que podía ver sus tetas moverse al ritmo de mi movimiento de pelvis, e incluso tocarlas cuando me apeteciera. Rachel se dejaba hacer, y solo se cogía el pelo con las manos y gemía como una loca. Menudo cuerpo tenía para una mujer madura.

Como no, quiso llevar de nuevo el control de la sesión, así que me sentó en su silla de profesora, y se sentó encima como antes pero esta vez de espaldas. Yo estaba enamorado de sus tetas, y se las cogía desde detrás. También le mordía el cuello sensualmente. Ella no se cansaba de saltar sobre mi polla. Noté que gemía y se movía más fuerte, así que decidí colaborar en el orgasmo. Moví la cadera con fuerza para sumarme a su movimiento y darle más potencia, y en cuestión de segundos se había desplomado encima de mí gritando mi nombre y con las piernas temblando. Sin embargo no pude dejarla descansar mucho ya que esas contracciones vaginales que acababa de tener me habían dejado el pene a punto de explotar.

Le dije al oído que me iba a correr. Sin perder tiempo, se arrodilló de nuevo en frente de mí como cuando me la había estado mamando antes. Chupaba solo la puntita y me pajeaba con ambas manos, describiendo movimientos circulares con una de ellas. Una auténtica experta en la técnica. En seguida empezaron a salir chorros de semen. Rachel no paró de pajearme hasta que hubo salido la última gota. Un par de lefazos dieron en su cara, pero la mayoría cayó en sus tetas. Una vez paré de correrme succionó un poco más mi polla y me miró. “Sobresaliente”, me dijo sonriendo.

Esa vista de la Srta. Rachel con mi semen en su cara y preciosas tetas se me quedó grabada y me volvió a la cabeza durante todas las siguientes clases cada vez que la veía.
-          Espero haberte motivado. – Comentó mientras yo solo sudaba y jadeaba. – Ahora te toca a ti mejorar, y si consigues aprobar, te dejaré que me des por el culo. Y ahora me tengo que ir, que he quedado para cenar con mi marido.


Pero la historia de cuando me follé por el culo a mi profesora de inglés ya la contaré más adelante...




3 comentarios:

  1. AprobasTe ??? Jejeje muy bueno yo tmb me Folle a mi profe de mates y encima era familia ....lejana uffff que recuerdos

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  2. Yo me folle a mi profesora de catalán. Un día me castigaron a venir por la tarde en el insti,mi profesora estaba arreglando una cosa en una aula que nadie utilizaba donde no había nadie,entonces me pidió ayuda para mover unos libros y cosas de un armario,entonces cuando estabamos moviendo las cosas noté como su gran culo,grande y blando tocaba mucho mi pene erecto y ella lo noto,yo no aguantaba más la cogí por la cintura y le bese el cuello,ella al principio dijo que que hacía y que la soltara,pero no resistió y acabó besandome la puse contra la mesa y le baje los pantalones y me lo folle por el culo como cerca de 2 horas,las dos mejores horas de mi vida.
    También le di por el culo en su casa cuando su marido estaba trabajando.

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