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lunes, 2 de diciembre de 2013

Polvazo en un sexshop



Al entrar en aquel sexshop, no tardé en darme cuenta de que lo más erótico que había en toda la tienda era la dependienta. Una delgadita y atractiva morena, de pelo largo, de mi edad más o menos. Vestía un provocativo top dejando el hombro derecho desnudo y el ombligo al aire, así como unos pantaloncitos vaqueros muy cortos que le permitían lucir un increíble culo.

Aproveché que no había nadie más en la tienda para conocerla, con la excusa de que me explicara para qué servían algunas de los productos de la tienda. Dimos vueltas por la tienda comentando los productos. Se llamaba Carolina. Era dulce y simpática. Tenía un aspecto inocente muy engañador, pues por lo que hablábamos no tenía un pelo de virgencita. El piercing de su lengua me estaba volviendo loco. Su pelo era suave y brillante, y su risa encantadora. A primera vista me había atraído sexualmente, pero ahora no solo quería tirármela sino que también me estaba gustando como persona.