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miércoles, 13 de septiembre de 2017

La webcam de Sara



Eran ya altas horas de la noche cuando acabé el trabajo que tenía pendiente. Estaba sentado en la cama, con el portátil delante, rematando los últimos detalles. Cuando por fin lo acabé, me apetecía mucho echarme en la cama a dormir. Sin embargo, me invadieron unas ganas aún mayores de masturbarme, y contra eso es mejor no competir.

Me metí en una página de webcams amateur que visitaba de vez en cuando. Incluso tenía una cuenta con algunos créditos. Me gustaba principalmente ver mujeres solas, pero a veces también veía parejas. Fui cambiando de sala viendo lo que había. Durante este "zapping" me topé con una morenaza poniendo sus grandes pechos en primera plana. Supe que era morena por el pelo que le caía por los lados, pero solo se veían sus tetas en sujetador. 

Me quedé en la sala esperando que se quitara el sujetador pero, en lugar de eso, me llevé una tremenda sorpresa. Cuando ajustó la cámara para que se le viera mejor, pude ver su cara y... ¡Era una amiga mía! Me quedé unos segundos impactado. Me fijé bien para asegurarme de que no era un simple parecido. No, no. Era ella. Era mi amiga Sara. Aunque estaba seguro, se confirmó del todo cuando habló para responder a otro de los usuarios que había en su sala. También era su voz, no había duda. Todos tenemos alguna amiga sexy que nos encantaría ver desnuda, y en mi caso Sara era una de ellas. Sobre todo, por esa delantera que a todos nos llevaba locos.

Lo primero que pensé fue en decirle alguna cosa para que se diera cuenta de quién era, pero luego decidí mantener mi identidad en secreto. Me uní a la dinámica de la sala de preguntarle cosas picantes y Sara contestaba a todo con su sensual voz. Yo me iba excitando más y más a medida que oía a mi amiga contar sus intimidades sexuales: su postura sexual favorita, sus gustos sexuales, sus experiencias personales, sus fetiches... Incluso enseñó a cámara los juguetes eróticos que tenía en casa.

Llegó un momento en que yo ya estaba muy cachondo por culpa de mi amiga Sara. Estuve un rato pensando qué hacer, pero al final me animé a pedirle una sesión privada. Ella estaba encantada, obviamente no sabía quién era yo. Comenzó el chat privado y lo primero que me preguntó fue mi nombre. Aunque primero pensé en inventármelo, al final le dije mi nombre real ya que es bastante común y no se iba a imaginar que justo era yo. Además, gracias a eso cada cosa que decía con mi nombre me daba aún más morbo. Cuando me dijo "¿Vamos a corrernos juntos, Juan?", se me erizó el vello y se me puso la polla aún más dura.

Era excitante hablar con ella, pero estaba deseando ver su cuerpo. Lo primero que le pedí fue que se quitara el sujetador. Sara sonrió.
 - A todos os encantan mis tetas... - Dijo mientras se las acariciaba.
Tras calentarme un poco finalmente se desabrochó el sujetador y se lo fue quitando despacio. Para entonces yo ya me había sacado el miembro y me acariciaba mientras veía a mi amiga Sara por webcam. Fue un momento increíble cuando se quitó del todo el sujetador y por fin le vi las tetas. Esas tetas que tantas veces me había imaginado. Unos senos grandes y muy bien puestos. Con unos pezones pequeñitos y, en ese momento, erectos, apuntando a la cámara. Sara se puso a jugar con sus pechos sin que se lo pidiera siquiera. Dejaba caer saliva en ellos, los masajeaba, pellizcaba sus pezones... Todo un show mientras su cara reflejaba el morbo que sentía de que le estuvieran viendo, y sus ojos se clavaban en mí a través de la cámara. Al otro lado de ella, yo había dejado de acariciarme y ya me masturbaba con ganas.
 - ¿Qué más quieres ver, Juan?
 - Me encantaría que te desnudases del todo.
Ella hablaba por el micrófono, pero yo usaba el chat. No quería que me viese ni oyese para que no me reconociera.

Sara empezó a quitarse las medias.
 - Levántate, por favor. Quiero verte de cuerpo entero.
 - Claro. - Contestó con una sonrisa.
Mi amiga se puso de pie junto a la cama y giró la cámara para que se le viera centrada y entera.
 - ¿Así?
 - Así está perfecto.
Siguió con mi petición de desnudarse. Se quitó primero las medias. Lo hizo igual de lentamente que antes con el sujetador y siguiendo un poco el ritmo de la música que tenía puesta de fondo. Después de eso ya solo le quedaban las braguitas estilo culotte. Se las quitó de espaldas a la cámara, llegando a poner el culo en pompa hacia la cámara. Un culo impresionante. Por culpa de su par de tetas, su culo no solía recibir mucha atención, pero también era digno de admirar. Me calentó un poco más moviendo el culo para mí. Le pedí que se azotara. Lo hizo varias veces, y cada vez más fuerte. Por los gemidos se notaba que le gustaba que la azotaran.

Cuando se dio la vuelta y vi su cuerpo entero desnudo de frente, casi me desmayo. Esas curvas, esa piel morena, ese pelo largo revuelto, esos movimientos sexuales... Se acercó a la cámara y pude ver mejor su coñito con el vello depilado dejando una rayita vertical.
 - ¿Qué es lo que te gusta de lo que ves?
 - No sé... Todo tu cuerpo me gusta.
 - ¿Te gusta mi coñito que quiere que lo penetres...? ¿Mi culo, esperando que lo azotes...? ¿Mi boca, deseando tragarse tu polla...? ¿Mi pelo, largo para que tires de él mientras me follas a cuatro patas...?
Aunque lo que más me gustaba eran sus tetas, no quise caer en lo típico.
 - Tu boca seguro que hace maravillas...
Sara acercó su boca a la cámara y se relamió los labios.
 - Me encantaría estar ahora arrodillada para ti...

Las frases subidas de tono siguieron unos minutos más, en los que yo le pedí que hiciera cosas que se me iban ocurriendo y que me excitaban. Sara se puso tan cachonda que estaba deseando masturbarse.
 - No sé qué opinarás Juan, pero yo creo que ya podríamos tocarnos juntos, ¿no?
 - Me gustaría mucho.
 - ¿Quieres que use alguno de los juguetes que te he enseñado?
 - No, solo los dedos. - Preferí que lo hiciera a la vieja usanza.
Sara llevó el ordenador hasta su cama, donde se sentó y abrió las piernas. Enseguida empezó a acariciarse la entrepierna. No me podía creer que estuviera viendo a mi amiga Sara desnuda y tocándose para mí. Toda esta situación era muy morbosa.

Después de unos segundos tocándonos al mismo tiempo, Sara quiso ir más allá.
 - ¿Me dejas ver tu polla, Juan?
 - Prefiero que no, lo siento.
 - Vamos, quiero ver cómo te tocas conmigo y cómo te corres gracias a mí...
Me lo pensé unos segundos. En cierto modo me excitaba que mi amiga me viera, pero no quería que supiera quién era. Decidí arriesgarme, pero bajo ningún concepto se podía ver mi cara. Apagué la lámpara de la mesita de noche y quedé iluminado únicamente por la pantalla del ordenador. Bajé un poco la tapa para que no saliera mi cara y encendí la webcam. Se me veía desde el pecho hacia abajo.
 - Uf... Me gusta tu polla... - Dijo enseguida Sara.
Siguió diciendo cosas de mi miembro y de lo que haría con él. No me lo tomé en serio porque sabía que esas cosas las diría en cualquier sesión webcam, pero aun así me gustaba oír esas cosas de su boca.
 - ¿Y si pones el sonido y así te oigo decirme las guarradas que me harías?
Eso sí que no lo acepté de ninguna manera. Si oía mi voz sí que había muchas probabilidades de que me reconociera.

Fue un auténtico espectáculo masturbarme junto a Sara. Me encantó verla gozando, metiéndose los dedos, estimulándose los pezones, mordiéndose el labio por el placer... Y me ponía muy cachondo que me estuviera viendo masturbarme con ella. Sus gemidos eran dulces y su forma de tocarse era tierna pero también viciosa. De repente, empezó a susurrar mi nombre. Cada vez se masturbaba con más fuerza y mi nombre se mezclaba con sus gemidos. Y entonces pasó lo que más me gustó de toda la sesión: tuvo un fuerte orgasmo gritando mi nombre.

Se quedó relajada, acariciándose, con una sonrisa en la cara mientras veía cómo yo seguía masturbándome. Su orgasmo fue la gota que colmó el vaso, y yo ya no aguantaba más.
 - Me corro, Sara...
 - Córrete, Juan... ¿Dónde te gustaría correrte? - Se lamió el dedo. - ¿Llenarme la cara de tu semen? ¿Echármelo en la boca para que me lo trague todo? ¿Dentro de mi coñito? ¿Ducharme todo el cuerpo con tu corrida?
 - Me encantaría correrme en tus tetas... - Dije mientras seguía pajeándome.
Sara se sentó en la cama y acercó sus pechos a la cámara. En la imagen se veía su cara con expresión traviesa, relamiéndose los labios, y sus dos grandes tetas que sujetaba y acariciaba con las manos.
 - Hazlo... Córrete en mis tetas... Échamelo todo... Llénamelas de semen...
Fue dicho y hecho. Sara sonrió con malicia mientras veía mi polla eyaculando sobre las sábanas. Fue una buena corrida en honor a mi amiga.
 - Ojalá hubiera estado allí de verdad para que te corrieras sobre mí... - Siguió ella. - Sentir tu semen caliente en mis tetas... Restregármelo por el cuerpo... Con lo guarrilla que soy, me encanta cogerlo con los dedos y llevármelo a la boca...
Yo flipaba con mi amiga Sara. De nuevo dudé si decirle quién era, pero no me atreví. Se despidió con un sensual beso a la cámara y se fue sin saber que se había masturbado virtualmente con un amigo.



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